Snacking y Genética: ¿Tu ADN Te Hace Comer de Más?
- cmzm967
- 17 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 nov 2024
En esta entrada quiero hablarles sobre algo que muchos pasamos por alto en nuestro día a día: el snacking y cómo nuestra genética puede jugar un papel importante en la tendencia a comer en exceso. No se trata solo de la fuerza de voluntad o los hábitos, sino de cómo ciertos genes y hormonas pueden influir en nuestra sensación de hambre y saciedad. Así que si alguna vez has sentido que nunca te llenas del todo, incluso después de haber comido, podría haber una explicación genética detrás.
El papel de los genes en el snacking y la obesidad
Uno de los genes que más se ha estudiado en relación con la obesidad es el MC4R, y especialmente su versión con el genotipo TT. Este gen está relacionado con la regulación del apetito y puede aumentar la predisposición a tener conductas de snacking, es decir, a comer bocadillos o pequeñas cantidades de comida entre las comidas principales. ¿Te suena familiar? La razón por la que este gen puede influir tanto es que está conectado con el funcionamiento de la leptina, una hormona que se encarga de decirle a tu cerebro cuándo has comido suficiente.
El problema es que algunas personas con esta predisposición genética pueden tener una producción de leptina alterada, lo que provoca que siempre sientan hambre o que no logren sentirse completamente satisfechas. Y si a esto le sumamos un entorno donde la comida poco saludable es de fácil acceso, el riesgo de desarrollar obesidad aumenta considerablemente.
Ambiente, genética y cómo nos afecta
Ahora bien, tener el gen MC4R con este genotipo no significa que automáticamente desarrolles obesidad. Aquí es donde entra en juego tu entorno y hábitos. Si vives en un entorno donde hay opciones alimenticias saludables y te mantienes activo, es menos probable que esta predisposición genética se active. Sin embargo, si te rodeas de comida alta en calorías y no practicas suficiente actividad física, las probabilidades de que este gen se manifieste en forma de sobrepeso u obesidad son mucho más altas.
¿Cómo influye la masticación en nuestra sensación de saciedad?
Algo muy interesante y que puede marcar la diferencia es el ritmo al que comemos. Las personas que comen más rápido tienden a consumir más alimentos antes de que su cuerpo tenga tiempo de enviar las señales al cerebro para indicar que están llenas. Esto es porque durante la masticación, el cuerpo envía esas señales de saciedad. Entonces, si comes despacio y con más consciencia, le das a tu cuerpo la oportunidad de decir "basta, ya he comido lo suficiente". Este es uno de los principios del mindfulness alimentario, que busca ayudarnos a ser más conscientes de lo que comemos y cómo lo hacemos.
¿Y qué hay de las soluciones farmacológicas?
En algunos casos, cuando las personas tienen una predisposición genética fuerte hacia la obesidad, como con el gen MC4R, se ha recurrido a tratamientos farmacológicos para controlar el apetito. Un ejemplo es la semaglutida (más conocida como Osempik), un medicamento que ayuda a reducir la sensación de hambre. Sin embargo, este tipo de soluciones siempre deben ir acompañadas de cambios en los hábitos alimentarios y un enfoque más consciente a la hora de comer.
Snacking y Genética: Gestiona tus Hábitos Alimenticios
La genética, como en el caso del gen MC4R y las hormonas relacionadas con el apetito, puede influir en nuestros hábitos alimenticios y en nuestra tendencia a comer en exceso, pero no es un destino inevitable. Factores como el ambiente, la masticación consciente y, en algunos casos, tratamientos médicos, pueden ayudarnos a gestionar mejor nuestro apetito y evitar caer en el ciclo de comer sin control. Lo más importante es mantener un enfoque integral que incluya buenos hábitos alimenticios, ejercicio y, sobre todo, consciencia en la forma en que comemos. Así, podremos llevar una vida más saludable, sin importar las predisposiciones genéticas.
Espero que esta entrada les haya sido útil para entender mejor cómo funciona nuestro cuerpo y cómo podemos cuidarlo, sin caer en la trampa de sentirnos culpables por cosas que, muchas veces, están fuera de nuestro control. ¡Nos vemos en la próxima!
Comentarios